LA VOZ DEL VIÑEDO

LA VOZ DEL VIÑEDO

Y como transforma a un gran vino en Grandioso. Por Karen MacNeil.-

Recientemente tuve un momento que me transportó a una emoción esencial en el mundo del vino.  Estaba tomando café con Agustin Huneeus (sénior) propietario del viñedo Quintessa en el valle de Napa.  Ahí recordé la primera vez que cruce la «Puerta» principal de Quintessa, un enorme arco de piedras que cubría la colina entera, inmenso y tosco, pero que parecía susurrar: «Aquí dentro existe algo que quieres probar».

Era una invitación que me hacia una mole de piedra y sin embargo como entendí mas tarde, la mejor invitación que me han hecho.. Porqué el lugar me habló.

Nadie sabe mejor  que un periodista que trabaje en el mundo del vino, lo cliché que esto puede sonar. Hasta Merlots de precio regular se autoproclaman como «Expresiones de su lugar de origen»

Luego de 35 años de trabajar en la industria del vino, he podido aprender que muchos vinos NO son de hecho, la voz de un viñedo en particular. Pueden ser buenos vinos, pueden proporcionar mucho placer al tomarlos. Pero solo los grandes viñedos tienen un carácter distintivo que se puede sentir, intuir, experimentar.

En un gran viñedo, puedo pararme en la tierra y sentir la corriente corriendo a través de mi, a veces antes de probar su vino. Agustin lo expresa mejor que yo, el quiere ser testigo del sabor de Quintessa, desea ver lo que el lugar quiere revelar.

Asimismo lo manifiesta Bill Harlan, propietario de HARLAN ESTATE, quien ahora lanzara un nuevo vino llamando Promontory.  Caminando por su propiedad me dijo que sintió que el lugar tenía algo atrapado dentro de él, algo que necesitaba capturarse y expresarse a través del vino.

Este es el misterio más grande del vino y también su más grande milagro.

¿Cómo más podría probarse el sabor de la tierra de una manera tan intima?

Las variedades de uvas, las prensas, las barricas, las técnicas para hacer vinos…toda esa charla contemporánea solo constituyen escalones en la ruta hacia lo que es realmente importante.  Solo son medios, no el fin.

Yo por mi parte deseo pararme en  más viñedos y solo tratar de escuchar.  Quiero probar más vinos con la esperanza de verme irresistiblemente atrapada por la voz del viñedo.

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